Con sus declaraciones abiertamente conspiranoicas y su tono mesiánico (añádase una impostación extrañísima) ha provocado Miguel Bosé, a partes iguales, la risa y la indignación. Está convencido de que Bill y Melinda Gates quieren meternos un chip a través del 5G o de las vacunas o cómo sea. Para dominarnos. Y del coronavirus Miguel Bosé lo sospecha todo. Ahora dice que sí, que existe pero que no es para tanto. O eso creemos entender.
Que no es fácil.
Al artista le han hecho en Valencia un grafiti en el que le saludan como Dr. Nick, el poco fiable médico que sale en Los Simpson.
Mientras, en Twitter la gente bromea con Miguel Bosé comparándolo con Pocholo y asegurando que, en realidad, es Joaquín Reyes disfrazado quien realiza sus declaraciones.
Yo ya no sé si es Miguel Bosé imitando a Joaquín Reyes o Joaquín Reyes imitando a Miguel Bosé… pic.twitter.com/CMA2ChpjZj
— Mrs. Holmes (@cunetita) August 20, 2020
Y, sin embargo, hay algo triste en este Miguel Bosé delirante y apocalíptico, y contemplar sus vídeos a través de redes sociales resulta tan inquietante cómo ver a alguien adentrarse en el abismo de la locura y no poder prestarle ayuda.
Lucía Bosé, su madre, murió en lo más crudo de la primera ola de la pandemia por neumonía. Algunos medios atribuyeron su fallecimiento a coronavirus.
Sea como sea, ¿qué lleva a Miguel Bosé a liderar un movimiento que exige el fin de las mascarillas y señala a la medicina tradicional como una especie de bestia negra que quiere acabar con la civilización?
Miguel Bosé era, hasta hace dos días, un tipo simpático que votaba al PSOE y hacía campaña por Zapatero ejecutando el famoso gesto de la ceja.
¿Y ahora?
Ahora es un señor con cuatro hijos (vía gestación subrogada) que vive entre Panamá y México, pleitea por la custodia de su prole con su ex, dice cosas raras y se gana la vida saliendo en talent shows latinoamericanos muy bien pagados.
Su música, adimtámoslo, forma parte de la memoria sentimental de varias generaciones.
“Neeena, ambar y areeena”.
Por ejemplo.
El caso es que Miguel Bosé nos da pena. Más allá de la ira que provoca el que una figura pública haga campaña contra la salud pública. Bunbury opina que tal vez Miguel tenga algo de razón. Y Enrique Anaut (del primigenio OT y cantante del éxito María José del cual quizá no te acuerdas pero las orquestas de verbena sí) está por la labor de desinformar y acudió a la mani de Colón. Hay gente para todo.
Esperemos que Miguel Bosé vuelva a la cordura, asuma esta nueva normalidad que resulta complicada pero peor sería que la humanidad pereciera y esa amenaza la trae el coronavirus y no el 5G ni Bill y Melinda Gates, al alimón.
Aunque, en fin, tendremos que seguir informando sobre las extravagancias de Miguel Bosé y nos indignaremos y también reiremos y dejaremos la tristeza a un lado, porque el ser humano es así, quiere reirse e indignarse todo el rato. Vivir, en defintiiva.
DANIEL SERRANO
ADEMÁS: Extraterrestres y control mental (un mensaje patrocinado por Miguel Bosé)
Fotos: Gtres, PSOE
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